No todo es risa. Un payaso también llora, siente y sufre, y aunque el maquillaje se vuelve escudo ante la tristeza, la realidad les borra la sonrisa, coincidieron el payaso Maquinita y Raqueton, quienes platicaron sus experiencias tristes de payasos alegres.
En el marco del Día Internacional del Payaso, Maquinita y Raqueton narraron detrás de la sonrisa de sus alegres maquillajes hay tristeza y momentos difíciles.
“A mi me tocó trabajar mientras mi padre estaba tendido y también en una ocasión la familia de un cliente que le gustaba mi trabajo, me contrató para trabajar en su funeral”, narró Maquinita.
Es un hecho, coincidieron, que a los clientes no les importa si estás pasando por un problema, si tienes un niño enfermo o si un familiar cercano murió, tú tienes que hacerlos reír.
“En un show también me tocó trabajar en una casa de obra negra donde estaban haciendo las carnitas y al safarse la manguera se registró un flamazo. Yo tuve que olvidarme de todo y ayudar a los niños”, platicó.
Por su parte, el payaso Raqueton también comentó que ha vivido momentos muy difíciles, como la muerte de su abuelo y el compromiso de trabajar.
“Aunque estamos alegres, por dentro lloramos. Detrás del maquillaje también hay tristeza”, recalcó el payaso.
Otro momento quizá muy difícil para su labor, dijo, fue en los Estados Unidos cuando tuvo que acudir a un hospital donde iban a desconectar a una niña.
“Eran clientes de muchos años y debido al gran cariño que la niña sentía por mi, que me llevaron al hospital para desconectarla de aparatos y morir. Yo he compartido esa experiencia y les cuento que vi cómo se fue al cielo”, comentó.
Lo cierto, confesaron Maquinita y Raqueton, es que no todo es risa y alegría, pues el payaso también sufre, llora y muere como todo ser humano de carne, hueso y maquillaje.