La estrategia “verde” aplicada en la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM) parece que nunca dará resultados; colocar a mandos que estaban detrás de un escritorio ha sido un error, prueba de ello son los municipios de Zinacantepec y Almoloya donde la inseguridad y violencia privan sin respuesta policíaca alguna.
Nunca antes la llamada Policía Estatal había caído tan bajo. El
barco se hunde y nada parece salvar a la corporación que hasta hace unos años
gozaba de prestigio.
El uniforme policiaco jamás se ha visto adornado por “estrellitas”,
su valía radicaba en la “fibra” -cómo le llamaban los mandos-. En pocas
palabras la calle hacia y formaba a los policías.
Pero eso se quedó en el olvido, ahora los grados son todo, aún
cuando se hayan conseguido mediante un favor. De tal suerte que un elemento
puede pasar de sacar copias a enfrentar a un delincuente.
Esto ocurre en distintas regiones en las que está dividido
operativamente el Estado de México. Un ejemplo claro es la región de
Zinacantepec.
Actualmente, Óscar Javier Méndez Mendoza, es quien tiene bajo
encargo a municipios como Almoloya de Juárez y Zinacantepec, dos municipios que
desde hace tiempo se encuentran bajo los reflectores por la inseguridad.
El mando, viene de la región de Santiago Tianguistenco donde
desempeñaba una labor estrictamente de escritorio, es decir estaba catalogado
como un policía administrativo.
Sin embargo, su grado lo ha traído a la operatividad de esta zona y
por lo mismo, la inseguridad se ha desatado.
Los asesinatos se han convertido en algo cotidiano y para muestra
basta un botón, dos jovencitos asesinados a tiros en San Francisco
Tlalcilalalcalpan y el pasado viernes sujetos armados llegan y matan a tiros a
una mujer en una tienda ubicada sobre la avenida principal de Zinacantepec a la
altura de la comunidad de San Cristóbal Tecolit.
La operatividad policíaca se ha vuelto inexistente en estos
municipios y los hechos delictivos cada vez son más comunes.
Las corporaciones municipales son incapaces de resolver el problema
y su presencia es cada vez menor. Suele verse más a patrullas cuidando
gasolineras que recorriendo calles.
Los mandos policiacos antiguos se dan golpes en la cabeza, pues solo
ven cómo la Policía Estatal se desvanece.
Ahora con el cambio en la Dirección de Seguridad Publica y Tránsito
de la SSEM, se vislumbra alguna esperanza en la figura de Jesús Ramón Camacho
Ramírez, aunque ya comenzó mal: No trae sangre de la POLICÍA ESTATAL.
Nunca antes la llamada Policía Estatal había caído tan bajo. El
barco se hunde y nada parece salvar a la corporación que hasta hace unos años
gozaba de prestigio.
El uniforme policiaco jamás se ha visto adornado por “estrellitas”,
su valía radicaba en la “fibra” -cómo le llamaban los mandos-. En pocas
palabras la calle hacia y formaba a los policías.
Pero eso se quedó en el olvido, ahora los grados son todo, aún
cuando se hayan conseguido mediante un favor. De tal suerte que un elemento
puede pasar de sacar copias a enfrentar a un delincuente.
Esto ocurre en distintas regiones en las que está dividido
operativamente el Estado de México. Un ejemplo claro es la región de
Zinacantepec.
Actualmente, Óscar Javier Méndez Mendoza, es quien tiene bajo
encargo a municipios como Almoloya de Juárez y Zinacantepec, dos municipios que
desde hace tiempo se encuentran bajo los reflectores por la inseguridad.
El mando, viene de la región de Santiago Tianguistenco donde
desempeñaba una labor estrictamente de escritorio, es decir estaba catalogado
como un policía administrativo.
Sin embargo, su grado lo ha traído a la operatividad de esta zona y
por lo mismo, la inseguridad se ha desatado.
Los asesinatos se han convertido en algo cotidiano y para muestra
basta un botón, dos jovencitos asesinados a tiros en San Francisco
Tlalcilalalcalpan y el pasado viernes sujetos armados llegan y matan a tiros a
una mujer en una tienda ubicada sobre la avenida principal de Zinacantepec a la
altura de la comunidad de San Cristóbal Tecolit.
La operatividad policíaca se ha vuelto inexistente en estos
municipios y los hechos delictivos cada vez son más comunes.
Las corporaciones municipales son incapaces de resolver el problema
y su presencia es cada vez menor. Suele verse más a patrullas cuidando
gasolineras que recorriendo calles.
Los mandos policiacos antiguos se dan golpes en la cabeza, pues solo
ven cómo la Policía Estatal se desvanece.
Ahora con el cambio en la Dirección de Seguridad Publica y Tránsito
de la SSEM, se vislumbra alguna esperanza en la figura de Jesús Ramón Camacho
Ramírez, aunque ya comenzó mal: No trae sangre de la POLICÍA ESTATAL.