Después de cinco años de intentar militarizar a la policía estatal, el General Sergio Hernando Chávez fue destituido y con ello se viene abajo su proyecto fallido, que ha provocado confeti entre el gremio policial.
Para muchos uniformados, la estrategia del ahora subsecretario fue fallida, no hubo resultados e incluso fue la gestión donde más policías “caídos” hubo.
Hacer válidos los grados policiacos o “estrellitas” que en su mayoría fueron obtenidos mediante el regalo de algún funcionario, provocó que muchos policías con grado pero encargados de labores administrativas, salieran a las calles.
Ello trajo consigo muchos mandos “al vapor” que al no conocer la operatividad no sabían qué hacer y por lo mismo se pusieron en desventaja ante la delincuencia que los rebasó en mucho.
A ello se sumó su estrategia de la rotación de elementos que también fue un fracaso total. Movió a policías del Valle de México al sur y eso causó enojo del gremio policial, al grado que hubo manifestaciones y hasta juicios legales.
Como en toda corporación hubo consentidos de parte del general y fueron enviados a algunas subdirecciones como la Policía Montada.
Para una gran parte de la tropa, el subsecretario practicó la “táctica lavadero”, es decir escuchaba rumores y de inmediato enviaba a supervisar la zona para evitar los famosos “aviadores”, un mal que ha carcomido a la policía pero que deja jugosas ganancias a los mandos.
Solo basta echarle lupa a la región de Toluca, donde más del 50 por ciento de elementos anda de “volador”, es decir solo van a cobrar y por ello, dejan más de la mitad de sus sueldos a los comandantes.
Ahora le tocará a Jesús Camacho Domínguez dirigir la operatividad de la policía estatal. Aunque ya se hizo cargo de la dirección de Seguridad Pública y Tránsito de la corporación desde marzo del año pasado. Lo cierto es que no trae buenas cartas de recomendación, ya que en su paso por la policía de Michoacán, salió con investigaciones por presunta amistad con grupos delictivos.