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Hasta pronto amigo “Paco Conchas”

hace 1 año

Rodrigo Miranda Torres

Que dolor implica despedirse de otro amigo. Aún está intacta aquella sonrisa que dibujó cuando llegue a la casa donde vivía en Tejupilco y dijo con dificultad, pero con alegría, mi nombre. 

Después de platicarme como una enfermedad lo había puesto casi al borde de la muerte, me confesó: Dios no me quiso llevar y aquí estoy para seguirle, mi hijo me necesita. 

Al borde de las lágrimas -ambos-, nos dimos un abrazo y le di mucho ánimo, Paco por algo sigues aquí y apúrate porque te necesito para seguir recorriendo el sur y buscar la nota, le mencioné. 

Recuerdo que sonriente, me contestó, si ya nos hace falta salir. Tú eres de calle y yo también, y aquí en el sur hay muchas historias, subrayó Paco. 

A Paco Medrano lo conocí cuando era camarógrafo de Maricruz Rivera, reportera de TV Azteca, quien me lo encargó para obtener noticias frescas y relevantes. 

Salimos al reportear poco, pero hicimos una bonita amistad, después se fue al sur y nunca perdimos contacto al grado que hicimos además de la amistad, una buena mancuerna. 

En poco tiempo, Paco se hizo mi corresponsal en el sur -nunca lo supo, pero lo sospechaba-. A bordo de una motoneta, se movía de un lado a otro, el me decía que para llevar a su hijo, pero por dentro yo sabía que era para reportear. 

Vivía a un costado de la unidad deportiva que es la pista de aterrizaje de las aeronaves. Cada que escuchaba un helicóptero salía disparado y me avisaba, Rodrigo checa acaba de aterrizar un Relámpago. 

En mi visita a su casa, reconoció que la enfermedad lo había postrado en una cama y aunque ya caminaba, lo había dejado muy mal. Esa situación y su preocupación por su hijo, lo hicieron expulsar unas lágrimas. 

Rodrigo crees que allá en Toluca la asociación de periodistas me ayuden con algo? Me preguntó, yo solo le dije, Paco yo te voy ayudar. 

Entusiasmado me platicó que se estaba dedicado a hacer Conchas en un horno eléctrico en su casa. Ese día, con la ayuda de su madre, horneó algunas y disfrutamos con un café. 

Su proyecto, era comprar un horno grande y “fabricar” conchas integrales, es más tenía la idea de meterlas a una bolsa y venderlas en las tiendas sureñas. 

Las conchas eran muy buenas, quizá las mejores que he probado en Tejupilco, no solo por su sabor sino por el empeño y dedicación con el que las horneaba. 

Un par de horas con Paco no fueron suficientes, hubiéramos pasado quizá días recordando las aventuras que vivimos juntos, pero tuve que retirarme con la promesa de convertirme en un promotor de sus conchas en Toluca. 

Todavía hablé con Paco hace unos días y me contó que estaba hospitalizado, me reporteó su estancia en el hospital del ISSEMyM. Deja que salgo y te daré nota, ya la estoy maquinando, me comentó. 

Hoy por la mañana recibí la noticia de que mi amigo Paco Conchas había fallecido, me quedé perplejo y miré al cielo. 

Ve tranquilo amigo, si puedes reportear allá arriba hazlo, pero si no, hornea conchas para todos los que están allá, cuando nos encontremos yo llevaré el café. Adiós amigo…


Foto(s): Rodrigo Miranda Torres | Bisturí Noticias
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