Sus calles empedradas y coloniales, le dan un valor histórico al municipio de Aculco. Los muros de adobe conservan historias que le dan un sabor distinto a los turistas que las recorren a pie.
Casi en el corazón del municipio se encuentra el Santuario del Señor de Nenthe que fue fiel testigo de la aparición de La Llorona.
Cuenta la cuidadora del templo que hace algunos años el pánico y el miedo se apoderaron de los habitantes de esta zona de Aculco, pues todas las madrugadas aparecía La Llorona y sus terribles gritos provocaban escalofríos entre los moradores.
El llanto de La Llorona, decía, ocurría alrededor de las 03:00 horas y eso propició que al templo acudieran varias vecinas a rezarle al santo.
“Varias personas me confesaron que habían escuchado a La Llorona pero como yo no creía en eso, les decía que no era cierto”, platicó.
El rumor se fue generalizando, indicó, de tal suerte que una noche decidió quedarse despierta por la madrugada para cerciorarse por ella misma de la aparición de este ser.
Y fue así, contó, que en una noche fría decidió esperar y esperar, y precisamente después de las 03:00 horas cuando el silencio prevalecía en en lugar, los gritos desesperados de una mujer comenzaron a escucharse.
Hay mis hijos!! hay mis hijos!! Se escuchaba el grito que se iba acercando y confesó, le puso los pelos de punta.
Cuando estaba a punto de llegar el grito y a instantes de meterse corriendo a su casa, unas luces la hicieron quedarse a mirar.
La sorpresa fue mayúscula cuando descubrió que de una patrulla salían los gritos desesperados de La Llorona y que conforme pasaba, se iban alejando.
Al otro día, refirió, acudió a la comandancia y acusó a los policías, quienes aceptaron que como broma por las madrugadas en sus recorridos ponían esos ruidos que mantenían aterrorizados a los vecinos del lugar.
La broma quedó en un arresto y desde entonces ya no se volvió aparecer La Llorona, aunque el secreto no se hizo saber a los habitantes de Aculco.
