Los rayos del sol, sus calles empedradas y las vías del tren que todavía hacen rechinar los carruajes cargados de oro, formaban parte del escenario para una representación más del tradicional Viacrucis de este pueblo mágico.
Jesús, Pilatos, Herodes y María, viven la representación aparte. Cada uno desempeña su papel de acuerdo a lo establecido; los Fariseos no.
Los Fariseos son personajes que portan una vestimenta según rango, así como una máscara y un casco, su función: resguardar el orden.
Se agarran de un lazo y no permiten que civiles interrumpan la representación. No pueden hablar ni distraerse y si eso pasa, otro Fariseo vestido de rojo o con máscara negra, les propina un “varazo”.
Son poco más de 40 y la edad de los participantes no importa. Ser Fariseo, es un orgullo muy grande y es parte de una manda que hacemos a Dios, refería Miguel, uno de los participantes que infringía las reglas para comentar su sentir.
No podemos andar tomando agua o comiendo, es más no podemos hablar, nuestra tarea es resguardar el orden y si no pues “varazos”, añadió.
Mario, quien portaba una máscara negra y también aferrado a la cuerda, confesó, llevo 10 años en esto y pedí portar la máscara negra porque ya es mi último año.
Un dulce, que reparte un hombre parte de esta organización, es lo único que pueden llevarse a la boca. Es para que no nos desmayemos, indicó Miguel, un joven de 17 años.
Su tarea, dijeron, finaliza hasta el domingo, pues ese día en plena ceremonia, rompen filas y corretean al Judas, un personaje vestido de amarillo y con una máscara negra, que desde el viernes sale a recaudar dinero con la población.