Aunque sin lágrimas, sus ojos delatan tristeza, su mirada se desvanece en el horizonte; Osa, es el nombre de esta perrita que fue rescatada cuando unos niños por diversión asesinaron a pedradas a su madre y hermanos.
La perra osa se mantiene el silencio, pues no ladra y solo se dedica a observar y convivir con otros animalitos que como ella fueron rescatados por la activista Patricia Carranza, quien renta una casa sobre avenida Hidalgo de esta ciudad de Toluca para ofrecerle techo y comida a los animales.
“Desde muy niña mis padres auxiliaban a animalitos que atropellaban o encontrábamos en la calle enfermos o heridos, eso me hizo tener un gran cariño por los perros”, comentó.
Ese amor a los animales, dijo, ya viene de sangre y por lo mismo, optó por tentar una casa que aunque también tiene otro fin, sirve de refugio para perros que son rescatados de la calle.
Entre tantas historias conmovedoras, narró la vida de osa, una perra que vive en el albergue solo esperando que el tiempo transcurra, pues derivado de un trauma de pequeña, no logró recuperar la confianza en la mayoría de los humanos.
Patricia Carranza contó que osa fue rescatada por un amigo que al recorrer la zona norte de Toluca, descubrió que unos niños aventaban piedras.
Al acercarse, comentó, se percató que los menores con las piedras ya habían asesinado a la madre y hermanos de la perrita. Osa y otra de sus hermanas, fueron rescatadas y llevadas a este albergue.
Este hecho le provocó un trauma a Osa, detalló la activista, que prácticamente la ha mantenido en el albergue y sin salir, debido al miedo mostrado hacia las personas.
A la fecha comenta que Osa es la única que no sale a la calle y cuando las animales con las que convive optan por dar una vuelta, ella es la única que se queda a esperar.
Aunque su edad ya es avanzada, finalizó, su trauma la mantiene alejada de la gente y tras la muerte de su hermana, parece sólo espera el final y reunirse con su familia en el cielo, donde también tienen derecho a llegar los animales.