Policías mexiquenses tuvieron un pobre festejo del día del Policía, pues por primera vez en muchos años, no les rentaron el Parque Acuático de Ixtapan de la Sal para darse un “chapuzón”, inclusive temen que no haya pavo ahora en esta Navidad.
Con una ceremonia qué pasó desapercibida realizada en el Valle de México, el pasado 7 de abril se celebró el Día del Policía Mexiquense, acto que encabezó el propio Gobernador del Estado de México.
Hace casi 16 años, el director general de la policía estatal y tránsito en aquel entonces, Carlos Iriarte Mercado, comenzó a festejar en grande a los uniformados del Estado; la primera fiesta se realizó en el Toreo de Cuatro Caminos.
El festejo incluía regalos a los elementos de las diferentes subdirecciones y regiones de territorios estatal. Después a alguien se le ocurrió que el policía necesitaba un desestrés y por ende, rentaron para los uniformados y sus familias el Parque Acuático de Ixtapan de la Sal.
Este gesto se hizo una tradición y cada año en el Día del Policía Mexiquense, los uniformados y sus familias se daban un “chapuzón” en el balneario a veces con regalos y música.
Sin embargo, aunque la fiesta poco a poco se fue devaluando, la tradición prevaleció hasta el año pasado, que derivado de la pandemia por Covid-19, se suspendió.
La decisión de las cabezas de la hoy Secretaria de Seguridad del Estado de México (SSEM), fue entendible y comprendida dentro del gremio.
Sin embargo, en este año 2021 la pandemia ha cedido y ya en color verde del semáforo epidemiológico, se pensaba que se retomaría el festejo, pero no, tampoco hubo “chapuzón”.
Ante ello, policías mexiquenses se preguntan y dónde ha quedado el recurso destinado a la renta del balneario e inclusive temen que en algún momento desaparezca también el pavo que año con año les entregan para la cena navideña.
De los reconocimientos y algunos “premios” a lo mejor del año en el ámbito policial, también se ha devaluado tanto que solo los amigos ganan la “estrellita” y no se entrega al verdadero mérito policial.
De hecho, los policías mexiquenses no han recibido ni sus uniformes y si se los compran con recursos propios, se hacen acreedores a una “auditoría” para saber de dónde sale ese recurso.